miércoles, abril 26, 2006

AIXA EN CORDOBA


Una vez pasada las fiestas navideñas y la temible cuesta de Enero, de nuevo AIXA, se aventura por tierras cordobesas, centrándonos en esta ocasión en la ciudad de Córdoba la sultana.
El pasado 25 de febrero de 2006, puntuales, como siempre partimos hacia Córdoba, el tiempo nos amenaza con lluvia, pero a lo largo de la mañana, nos deja tranquilos, interrumpiendo un poco el programa por la tarde.
Llegamos a Córdoba, a las 10 de la mañana, donde nos recibe Luis Recio, Informador Turístico, políglota, escritor, y demás cosas, que no necesita abuela.
Nada más llegar nos dirigimos al Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, considerada uno de los principales yacimientos arqueológicos a nivel nacional y europeo, tanto por su extensión 112 hectáreas, de las que solo se han excavado un rectángulo de 750 m. por 1520 m., un total de 1.125.000 m2, como por su trascendencia histórica – capital política y administrativa de al-Andalus durante buena parte del siglo X – y máximo ejemplo material de la presencia musulmana en la Península Ibérica y del nivel cultural de esta. Ejemplo material, pues en Madinat al-Zahra, estaba la Ceca (Casa donde se acuñaba moneda), de aquí el refrán de la Ceca a la Meca, pues si no había dinero, no se podía peregrinar a la Meca.
Madinat al-Zahra, capital de los Omeya de Occidente, todavía hoy, nos sobrecoge y nos asombra a la vez que se siguen descubriendo sus tesoros y nos ayuda a valorar esta compleja ciudad escenario político del nuevo régimen califal instaurado por Abd- al-Rahman III.
Para visitar Madinat al Zahra, que no cuenta con muchos paneles indicativos, es imprescindible un guía y Luís, es magnífico, contándonos como el capitel de avispero identifica a Madinat al Zahra, como al existir gran cantidad de piedra negra “batolito”, se cuenta que Madinat estaba en brazos del etíope negro, y enseñándonos con todo lujo de detalles La Muralla, Los Jardines, La Casa de los Visires, los restos de la mezquita aljama, el Salón de Abd-al-Rahman III, en cuyo exterior existía una gran fuente de mercurio, que con el sol resplandecía de manera brillante y servía para despistar al visitante hasta que era conducido ante Abd-al-Rahman, cuyo salón también era cegador con la cantidad de diamantes incrustados en los atauriques que conservan hoy día los restos de plomo de los diamantes.
Acabada la visita, volvemos a Córdoba, para según cuenta el dicho popular, que nosotros alteramos un poco, “si quieres estar como la luna, tómate un medio a la una”, cosa que hacemos cerca de la Mezquita-Catedral, donde saboreamos un magnífico vino de la provincia cordobesa.
Antes de comer, damos un paseo por la judería, donde junto al monumento a Maimónides, mientras escuchamos la explicación del famoso médico y de cómo en EEUU, se usa el juramento médico de Maimónides, en lugar del juramento hipocrático, que usamos en Europa, Carlos un músico callejero, nos acompaña con su guitarra española, creando una atmósfera sin igual, entre la música, el lugar y el murmullo de la gente. Continuando camino nos dirigimos a la sinagoga. De estilo mudéjar, estuvo en uso hasta la expulsión de los judíos en 1492. A partir de entonces el templo cumple funciones de hospital de hidrófobos bajo la advocación de Santa Quiteria, ermita de San Crispín del gremio de zapateros y parvulario en el siglo XIX, hasta ser declarado monumento nacional en 1885. Es la única sinagoga existente en Andalucía y una de las tres que se conserva en España. En nuestro paseo, llegamos junto a la efigie del oculista Mohamed Al-Gafaqui, frente a la facultad de Filosofía y Letra, lo que nos hace pensar, de aquí deriva el origen de las gafas.
Cansados de la intensa mañana, reponemos fuerzas en el restaurante “El Mirador”, buena comida, buena presentación y rapidez.
Con renovados ánimos, nos disponemos a visitar la Mezquita-Catedral. Luís, el guía, vive con gran entusiasmo la visita y hasta nos llega a entonar una salmodia musulmana ante una de las puertas, existentes junto al mihrab. La gran mezquita aljama de Córdoba está considerada como el monumento islámico más importante construido en occidente. Resume en su historia arqueológica, la más variada evolución arquitectónica y estilística. El edificio actual es producto de una mezquita inicial levantada por Abderralman I en el año 784 sobre y con los materiales de la basílica cristiana de San Vicente que se ampliará posteriormente por Abderramán II, Alhaken II y Almanzor. Tras la conquista cristiana en 1236, la Mezquita fue sometida a nuevos cambios en su estructura y en 1526 se iniciaron las obras para alzar en su interior la Catedral de Córdoba o de Santa María. El paso de los siglos hizo de este edificio un asombroso compendio de soluciones islámicas, mudéjares, renacentistas y barrocas. En sus 23.400 metros cuadrados de superficie se pueden contemplar vestigios del pasado romano, visigido (con los nuevos pavimentos hallados reciéntemente), musulmán y cristiano de la ciudad, fundamental para comprender la historia de Córdoba, observándose perfectamente en el muestrario de columnas de todos los estilos arquitectónicos que conviven en perfecta armonía en el interior de la Mezquita.
Acabamos el viaje antes de lo previsto, pues la lluvia no falta a su cita, según la previsión, con propina, al repartir la cantidad sobrante y encantados de ver a una Córdoba, que lejos del refrán “No hay ciudad más marrana, que Córdoba la sultana”, es una ciudad limpia, bella, acogedora y dispuesta a agradar al turista.
Hasta la próxima, que será por tierras granadinas, ya lo contaremos. José A. Ruiz