domingo, marzo 18, 2007

ALGUNAS FOTOGRAFÍAS DE AIXA EN SALAMANCA














































AIXA EN GUADIX

Con el fin de ayudar a pasar la temible cuesta de enero, de una manera más efimera, el 13 de enero, AIXA, visitó la ciudad de Guadix, municipio andaluz de la provincia de Granada, en el sureste de España, situado en la denominada Hoya de Guadix, a 949 metros de altitud sobre el nivel del mar en el declive norte de Sierra Nevada, capital de la comarca homónima, conocida también como Accitania. Uno de los asentamientos humanos más antiguos de la Península, en época romana se denominaba Julia Gemella Acci y de ahí su gentilicio de accitanos. El nombre actual de la ciudad se remonta a la dominación musulmana, cuando la ciudad se llamaba “Guad-Aix o río de la vida. Es una medina amurallada con arrabales, alcazaba y demás elementos propios de este tipo de urbes; principalmente templos, y siguiendo esa constante histórica religiosa apuntada, de una forma especial con una mezquita mayor hexagonal y porticada. Durante este periodo su demarcación jurisdiccional era casi idéntica a la de la actual Accitania.
Tras un viaje rápido y agradable, llegamos a Guadix y nos sorprende su impresionante mercadillo alrededor de la Catedral y Plaza de la Constitución o de las Palomas, de dos plantas porticadas de los siglos XVI al XVIII, declarada Monumento Histórico Artístico, mercadillo que más tarde visitamos y disfrutamos de él.
Recogidos por Antonia, nuestra guía durante toda la jornada, nos disponemos a visitar los numerosos monumentos que nos esperan, empezando por la zona de cuevas trogloditas, horadadas en las montañas arcillosas, materiales relativamente fáciles de picar y que se endurecen con la intemperie. Las condiciones naturales se aprovechan también, cuando es posible, dejando como techo lechos de conglomerado, a la vez que los abarrancamientos proporcionan otro importante elemento: la “fachada”, retocada casi siempre, desde la que se empezaba a vaciar. Tales fachadas permiten puertas y ventanas, aunque, en general, la cueva se excava en profundidad con habitaciones interiores, no muy saludables, pero que mantienen casi la misma temperatura a lo largo del año (más cuanto mayor sea la profundidad), ahorrando calefacción, antes mediante leña. Las cuevas de Guadix son una creación posterior a la época árabe-musulmana; sus orígenes hay que buscarlos inmediatamente después de la toma de Granada, en 1492, por los Reyes Católicos. Las excavaciones en los cerros eran practicadas por maestros alarifes, y la técnica consistía en el “picado” del cerro para que éste no se derrumbara.
Muchas de ellas están habitadas desde tiempos inmemoriales y, actualmente, muchas se están rehabilitando e incluso se están convirtiendo en alojamientos para turistas como “apartacuevas”, con construcciones adosadas a las entradas, lo que hace que pierdan su fisonomía original. Conviene deshacer algo muy extendido, cual es identificar las cuevas con la etnia gitana, porque en realidad suele ser una minoría en los barrios y pueblos trogloditas.
Arreados por Antonia, pues aún nos queda mucho que ver, nos dirigimos a la Catedral: La catedral de Guadix, como anteriormente hicieran los árabes fue construida sobre la vieja mezquita mayor si bien su construcción se dilató bastante en el tiempo, tanto que llega a abarcar desde los siglos XVI al XVIII, lo cual provoca que en su interior, se den cita una conjunción curiosa (cuando menos) de estilo, con mezcla bastante armoniosa, de elementos gótico, renacentistas y finalmente barrocos. El templo actual consta de tres fachadas, la principal dedicada a la Anunciación, la norte lo está a San Torcuato y la sur a Santiago Apóstol.
La catedral accitana está dedicada a la Encarnación de la Virgen y tiene como símbolo un ramito de azucenas. Consta de tres naves con ábside y girola sin olvidar la magnífica sillería del coro. En el altar mayor se puede contemplar una serie interesante de cuadros de grandes dimensiones dedicados a la Virgen. Es digno de mención y de visita el museo catedralicio recientemente rehabilitado y donde se pueden contemplar piezas y objetos artísticos muy interesantes además de libros diversos de los siglos XV al XVIII.
Seguimos paseando por el trazado callejero del centro que conserva parte andalusí de calles estrechas, retorcidas, callejones sin salida, etc.
Saturados de cultura monumental y de paisaje urbano, necesitamos descansar y reponer fuerzas, cosa que hacemos hasta acabar atiborrados en el Restaurante “LICCEO ACCITANO”, que destaca por la abundancia de la comida y el buen servicio.
El día no ha acabado y nos espera Antonino para visitar la fortaleza de La Calahorra, a la que hay que acceder andando, paseo que nos viene bien para aligerar los estómagos después de la opípara comida.
Antonino, que siempre ha trabajado para la familia y que con gran amabilidad nos acompaña, nos conduce por la fortaleza de La Calahorra: imponente construcción de apariencia medieval, obra de Lorenzo Márquez: De planta cuadrada y cuerpos laterales almenados que rematan cuatro torres redondeadas, es construido en el siglo XVI y su robusta apariencia exterior de inexpugnable fortaleza militar esconde un exquisito interior palaciego, renacentista con escalera de mármol de Carrara, capricho de Rodrigo de Mendoza, nieto del primer marqués de Santillana y marqués del Señorío del Zenete. Sirvió como cárcel a los últimos moriscos insurrectos de la comarca de la Alpujarra.
La fortaleza, que se conserva bastante bien, no tiene mobiliario de ningún tipo y carece de luz en todas sus instalaciones, excepto en una dependencia presidida por una gran chimenea, donde en tiempos pasados se celebraba la matanza. Llama la atención la conjunción de lo clásico con lo moderno, en el sistema de ahuyentar las palomas, con gran profusión de compact - disc colgados en las arcadas.
Un entretenido viaje, que nos deja un grato sabor de boca y que nos prepara para el próximo por tierras salmantinas. José A. Ruiz